Las memorias en las voces presentes en esta obra –en mapuzungun y en castellano – son el testimonio de heridas que conforman gran parte de la cicatriz histórica que el Estado, sus dispositivos de poder y aquella sociedad que los avala, han infligido a pueblos que, como el mapuche, se les descarga un sórdido racismo.
Estos testimonios pertenecen a mujeres mapuche, familiares de detenidos desaparecidos, que hoy día siguen resistiendo y construyendo verdad.
Las víctimas, sus familiares y comunidades en distintas épocas, conformamos eslabones de un proyecto de muerte que se impuso en Abya Yala y el Wallmapu hace ya cinco siglos. Atender y no olvidar desapariciones forzadas en territorio mapuche, hasta saber dónde están y alcanzar la justicia, es también descolonizarnos.